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Las 5 cualidades que hacen sobresalir a un directivo

Tribuna escrita por Antonio Catena, Socio Director General de Ackermann International Mexico, para El Economista México

¿Qué perfil de directivo buscan hoy las empresas? ¿Qué piden las organizaciones a sus líderes? ¿Qué cualidades son las más demandadas en la actualidad en el mercado para puestos directivos? ¿Qué puedo hacer para progresar en mi carrera profesional? ¿Hacia dónde debo focalizarme para conseguir nuevas oportunidades? ¿Qué he de hacer para lograr atraer la atención de empresas y cazatalentos?… Este tipo de cuestiones son todo un clásico al que los headhunters nos tenemos que enfrentar de manera recurrente por parte tanto de profesionales con ganas de evolucionar y crecer, como de empresas y empresarios con curiosidad por saber el estado del mercado de talento. Ambos buscan y reclaman nuestra experiencia y nuestro conocimiento para anticipar tendencias y poder adaptarse a ellas…. en definitiva, resolver sus dudas, unas dudas que no han hecho más que crecer ante las grandes transformaciones, los cambios acelerados y el incremento de la complejidad en el mundo empresarial actual, los cuales han puesto un foco mayor si cabe en el perfil del directivo que se sitúa al frente de las organizaciones.

Y es que los éxitos cosechados en el pasado ya no son pasaporte directo e infalible hacia los éxitos futuros. El contador se ha puesto a cero y el valor de un directivo hoy ya no depende exclusivamente de lo que sabe, lo que ha hecho o dónde ha estado -eso ha dejado de ser garantía absoluta e indiscutible- sino más bien de lo que es capaz de demostrar y sobre, todo, aportar.

En este escenario, ante la pregunta de qué skills debe tener un directivo para triunfar, me gustaría destacar las que son capaces de marcar la diferencia y hacen sobresalir a un directivo frente al resto. Estas son para mí las 5 cualidades que definen al directivo top:

Determinación: La determinación es la combinación resultante de la mezcla de claridad, visión, cierta ambición (en el sentido bueno de la palabra es decir, como deseo ardiente de conseguir algo), voluntad, valentía, perseverancia, y capacidad de esfuerzo y sacrificio para hacer lo que sea necesario. Todo ello la convierte en una cualidad directiva esencial. En un nuevo escenario donde las fronteras se han desdibujado hasta desaparecer, donde nada es como era y donde abundan las preguntas pero faltan respuestas para casi todo, porque todo está por hacer, las organizaciones necesitan, buscan y piden a sus directivos, no que sean unos sabelotodos con respuesta para todo, sino que posean la capacidad y claridad para fijar un rumbo en un contexto determinado y complicado, y la perseverancia y valentía necesarias para mantenerse a flote y progresar en él.

Humildad: La conquista de los objetivos nunca ha sido fácil, menos aún ahora; por eso requiere de grandes dosis de determinación y, sobre todo, de mucha humildad. Los directivos humildes son aquellos que anteponen los objetivos corporativos a los personales y los que reúnen la aspiración de superarse continuamente; los que no pecan de exceso de confianza, ni se creen infalibles, sino que son conscientes de sus propias limitaciones y por eso mismo, aprecian y ensalzan las fortalezas de los demás, saben rodearse de los mejores y están abiertos a escuchar a otros, a analizar y revisar diversos puntos de vista, lo que enriquece su toma de decisiones.

Curiosidad: La curiosidad es el motor que lleva a explorar posibilidades desconocidas, la que permite adaptarse a escenarios inciertos y descubrir nuevos caminos, ideas, oportunidades… Es la que abre al directivo el mundo de las posibilidades, no le limita en lo que es sino que le enfoca en lo que puede ser. La curiosidad está, por tanto, directamente relacionada con la capacidad emprendedora y con la creatividad y la innovación, elementos absolutamente imprescindibles hoy en la dirección de cualquier compañía. La curiosidad además conecta al directivo con el mundo, evita que se aísle en su torre de responsabilidades y le permite adquirir una perspectiva mucho más global de todo lo que acontece. Y es que en este nuevo mundo es vital la generación de conexiones, ahí es donde surgen y esperan las nuevas oportunidades, de ahí que la perspectiva global adquiera una relevancia mucho mayor en el directivo de hoy. Y la curiosidad provee a su vez de una mentalidad de aprendizaje y reinvención continua. No hay ventaja más competitiva hoy que contar con lo que los americanos llaman «lifelong passion for learning», es decir, considerarse un aprendiz de por vida.

Agilidad y reflexión: Uno a continuación otras dos cualidades básicas en todo directivo hoy, y lo hago porque creo que el valor real o singular de ambas radica en su combinación. La capacidad de adaptación y de hacerlo rápidamente ha dejado de ser un factor plus para convertirse en un factor absolutamente esencial, pero el secreto del éxito de todo buen directivo radica no tanto en ser ágil, que, por supuesto, también, sino en no acelerarse en exceso en un mundo veloz y acelerado… Tomar decisiones a tiempo es cuestión de supervivencia; pero hacerlo bien, en base a insights y sin menospreciar el valor de la reflexión –ya sabe lo que dicen: «a veces hay que parar para poder ir más deprisa»- es lo que de verdad marca la diferencia.

Autenticidad: Leía recientemente una entrevista de Carlos Torres, futuro presidente del BBVA, en la que aseguraba que «la primera cualidad que debe tener un líder es ser genuino. Es un concepto simple pero profundo: se trata de decir lo que de verdad se piensa y no lo que creemos que los demás quieren escuchar. Y hacer lo que es correcto y no lo que resulta más cómodo; tomar las decisiones necesarias, por difíciles que sean». No puedo estar más de acuerdo con él. La autenticidad es el puente que conecta a una empresa con sus diferentes stakeholders, empleados, clientes, etc. y la autenticidad se construye con directivos genuinos, íntegros, éticos, honestos, transparentes, que muestren respeto por los demás, y pasión, compromiso y convicción por lo que hacen.

El proceso de búsqueda de un directivo para una organización no es tarea sencilla. No es una cuestión de cantidad sino de calidad, de encontrar al ‘más’ sino al ‘mejor’, y lo que suele inclinar la balanza hacia uno, lo que añade el plus a un candidato frente al resto tiene mucho que ver con estas cualidades. Son cualidades difíciles de impostar y que no están sujetas a etiquetas –uno no puede ‘venderse’ o poner en su CV que es o alguien humilde o auténtico- sino que se construyen a partir no de palabras sino de hechos, y se reconocen e identifican desde fuera, de ahí la importancia de apoyarse en expertos que nos ayuden a identificar y evaluar a ese directivo top que nuestra organización necesita.

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